Pío Baroja
Comunistas,
Judíos y Demás Ralea (1938)
Pío
Baroja publicou a sua primeira obra, Vidas Sombrías, em 1900
– uma colecção de contos que foi o ponto de partida para uma
notável carreira literária. Enquadrado na generación del 98,
nunca reconheceu essa classificação e contra ela lutou toda a vida.
Um eterno inconformado, escreveu também inúmeros textos sobre os
seus ódios de estimação: o cristianismo (sobretudo a Igreja
Católica e os jesuítas), o comunismo, o judaísmo e a democracia.
Comunistas, Judíos y Demás Ralea é muitas vezes apontado
como um livro compilado pelo prefaciador, Giménez Caballero, pelo
editor, Ruiz Castillo, e um sobrinho do autor, também escritor,
Julio Caro Baroja, a partir de diversos escritos de Pío Baroja
publicados em diferentes artigos jornalísticos e livros anteriores à
guerra – como Aurora Roja ou Rapsodias, com vários
excertos aqui incluídos. O livro nunca foi, contudo, repudiado pelo
escritor, bem pelo contrário, embora tenha revelado que o título
fora uma escolha do editor. No entanto, o “prefácio” já se
publicara em 1933 como ensaio por Giménez Caballero e terá sido
utilizado neste livro sem o seu conhecimento. A verdade é que as
quatro pessoas ligadas ao livro nunca deram uma versão única e
isenta de contradições acerca da génese desta obra, nem da
responsabilidade pela escolha dos textos. Publicado em Valladolid
durante a guerra civil espanhola, Comunistas, Judíos y Demás
Ralea teve uma segunda edição, na mesma cidade, no ano
seguinte, e só voltou ao prelo em 1993, através da barcelonesa
Librería Europa, recentemente encerrada pelos tribunais, às ordens
dos autoproclamados democratas, eternos paladinos da (sua) liberdade
de expressão.
O
título provocador desta obra faria prever um livro virulento e
doutrinário, mas é um engano. Estes textos têm frequentemente um
tom coloquial e divertido, onde Pío Baroja, na primeira pessoa, com
uma frescura e um humor inteligente, se entretém no “tiro aos
patos” – o que não é de estranhar, se recordarmos que grande
parte deste textos se destinaram a jornais, para ser lidos pelo
grande público. É um belíssimo instantâneo da sua época, e é
espantoso quanto do seu conteúdo, passados 80 anos, continua actual
e pertinente. Porque, bem vistas as coisas, os patos são legião e
continuam a grasnar.
Respecto
a la influencia oriental histórica en Europa, el arqueólogo belga,
Franz Cumont, publicó hace unos años un libro pequeño, claro y
documentado que se titula Las religiones orientales en el
paganismo romano. En este libro se estudia la acción de los
pueblos de Oriente, Egipto, Asiria, Asia Menor y hasta Persia en la
Roma antigua.
La
influencia de los pueblos asiáticos y semíticos en la ciudad
latina, es perjudicial. Los orientales introducen en la urbe de tipo
europeo e itálico la neurosis, el malestar y el descontento. No es
sólo el efecto, siempre perturbador, de los extranjeros y de metecos
con sus hábitos diferentes en una sociedad reglamentada; es un
efecto más activo. Se produce en Roma, con las ideas asiáticas, una
floración de astrólogos, de magos, de compiladores, de retóricos y
de sofistas; aparecen cultos misteriosos; viene el rebajamiento del
nivel intelectual, la decadencia de las costumbres; se apaga el
espíritu de la ciudad del Lacio durante largo tiempo y cierta parte
de los romanos se dan a las prácticas del espiritismo y de la magia.
Se leen las "Enneades", de Plotino, los libros de Porfirio,
de Ammonio Sacas y de Jamblico. Los cultos orientales que florecen en
la antigua Roma, de procedencia asiática y africana, no son
patrimonio del pueblo, sino de la aristocracia, de personajes de la
Corte y de altos empleados. Es de gente que, en nuestro tiempo, se
hubiera dicho que era modernista y snob. Los romanos del tiempo leen
a Luciano y algunos otros de los autores contemporáneos, falsos
griegos, que tienen un espíritu acre que no es helénico.
Este
efecto perturbador es caso constante. Cuando interviene el elemento
semítico en los pueblos europeos, en seguida llega el trastorno, la
descomposición. Así ha venido en nuestros días por el comunismo,
en gran parte semítico.
A
pesar de esta lejana experiencia tan categórica, hay autores
modernos que consideran que la filosofía de Oriente puede ser la
salvación de la Europa actual. Existen escritores que suponen que en
los pueblos orientales hay como un secreto guardado, una filosofía
que podría renovar el espíritu de la vieja Europa. En nuestros
días, más que en Egipto, en Siria o en el Asia Menor, se piensa en
la India. Desde Schopenhauer esta tendencia indianista ha ido
aumentando. Existió entre los Bournouf y Max Muller y ha existido
siempre en todos los que tienen cierta vocación de magos y que se
inclinan más o menos claramente al ocultismo, desde Cagliostro hasta
Rodolfo Steiner, Schure, René Guenon, Keyserling, etc.
En
artículos y en libros se afirman, como si fuera de una clara
evidencia, la superioridad del Oriente sobre el Occidente. En estos
últimos treinta años ha habido dos casos de dos personajes
elogiados exageradamente por los europeos; el de Rabindranath Tagore
y el de Gandhi. Yo supongo que en eso hay una gran parte de novelería
y snobismo. La literatura de Tagore, tiene el aire de algo
artificioso y trabajado en frío. Respecto al elogio de la obra
política de Gandhi parece también deliberadamente exagerado. He
leído el libro biográfico de Romain Rolland y no he visto en él
más que frases y retórica.
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