El Informe de Brodie (1970)
El Informe de Brodie (conhecido
em português sob o título O Relatório de Brodie) reúne
onze curtos contos, em que o último dá o nome ao livro. Sem os
enigmas e os labirintos que caracterizavam as suas recolhas
anteriores, o próprio Borges escreve no prefácio que estes contos
são «directos», sem se atrever a afirmar que são «simples»
(pois não existirá, na sua opinião, uma única palavra no universo
que o seja). Toma como modelo Rudyard Kipling e os seus contos de
Plain Tales from the Hills, entre os quais considera existir
«não poucas [...] lacónicas obras-primas». Caracterizados por um
enquadramento de violência mais ou menos explícita, o trecho que
escolhi pertence a «Historia de Rosendo Juárez», uma espécie de
continuação de «Hombre de la Esquina Rosada» da Historia
Universal de la Infamia.
En el almacén, una noche
me empezó a buscar un mozo Garmendia. Yo me hice el sordo, pero el
otro, que estaba tomado, insistió. Salimos; ya desde la vereda,
medio abrió la puerta del almacén y dijo a la gente:
—Pierdan cuidado, que ya
vuelvo enseguida.
Yo me había agenciado un
cuchillo; tomamos para el lado del Arroyo, despacio, vigilándonos.
Me llevaba unos años; había visteado muchas veces conmigo y yo
sentí que iba a achurarme. Yo iba por la derecha del callejón y él
iba por la izquierda. Tropezó contra unos cascotes. Fue tropezar
Garmendia y fue venírmele yo encima, casi sin haberlo pensado. Le
abrí la cara de un puntazo, nos trabamos, hubo un momento en el que
pudo pasar cualquier cosa y al final le di una puñalada, que fue la
última. Sólo después sentí que él también me había herido,
unas raspaduras. Esa noche aprendí que no es difícil matar a un
hombre o que lo maten a uno. El arroyo estaba muy bajo; para ir
ganando tiempo, al finado medio lo disimulé atrás de un horno de
ladrillos. De puro atolondrado le refalé el anillo que él sabía
llevar con un zarzo. Me lo puse, me acomodé el chambergo y volví al
almacén. Entré sin apuro y les dije:
—Parece que el que ha
vuelto soy yo.
Pedí una caña y es
verdad que la precisaba. Fue entonces que alguien me avisó de la
mancha de sangre.
Li anteriormente:
Ficciones
(1944/1956)
El Aleph
(1949/1952)
Historia
Universal de la Infamia (1935/1974)