31 de decembro de 2024

Drakkares en el Amazonas


Jacques de Mahieu
Drakkares en el Amazonas (1975)

Este livro, Drakkars sur l'Amazone no título original, mas publicado inicialmente em língua alemã, tem inúmeras referências a duas outras obras do autor sobre o mesmo tema (Le grand voyage du Dieu Soleil e L'agonie du Dieu Soleil), a saber, o estabelecimento de víquingues na América do Sul na época pré-Colombo – neste caso concreto na região amazónica, resultado da investigação antropológica e etnológica, confrontada com o testemunho escrito dos primeiros descobridores oficiais do continente e na análise de determinados vestígios arqueológicos. A teoria faz algum sentido e, a ser reconhecida, obrigaria a reescrever a História dos Descobrimentos.

Queda por saber en qué época las guerreras blancas dejaron el Altiplano andino. De seguro, no cuando la Conquista del Perú, que había tenido lugar sólo seis años antes de la expedición de Orellana. Por otra parte, la aristocracia blanca, un tanto mestizada, del imperio de los incas era muy poco numerosa y sus mujeres nunca habían hecho gala de las menores virtudes militares. En fin, los "tatuajes" de las mujeres de Jacicurá no son incaicos, sino tiáhuanacotas, ya lo hemos visto, y la diferencia es apreciable. No hay duda, pues: la partida de las amazonas tuvo lugar hacia 1290.
Fue en esa fecha, en efecto, que los diaguitas del cacique Kari, llegados de Coquimbo, en Chile, atacaron a los vikingos daneses que tenían su capital en Tiahuanacu. Salvo unos pequeños grupos que pudieron escapar, los unos por el Pacífico, los otros en la montaña y la selva, los varones fueron degollados por los vencedores. Pero las mujeres conservaron la vida. Algunas, verosímilmente, fueron tratadas por los indígenas como botín de guerra. Es normal que otras hayan conseguido escapar y hayan tratado de alcanzar el Amazonas donde, como veremos, los vikingos tenían establecimientos: Las mujeres nórdicas de la alta Edad Media, en Europa, gustaban de acompañar en la guerra a los varones de su clan y frecuentemente participaban en sus combates. Las sagas escandinavas están llenas de las hazañas heroicas de las skjöld-meyar, o Vírgenes del Escudo, que muy a menudo han sido comparadas con las amazonas. La conquista y dominación, en Sudamérica, de un inmenso imperio que se extendía del río Maule, en Chile, a la meseta de Cundinamarca (Kondanemarka: la Marca Real Danesa, en norrés) donde está situada la actual Bogotá, sin hablar de los caminos que, por el Paraguay y el Guayrá, llevaban de Tiahuanacu al Atlántico, por cierto que no habían debido de adormecer las virtudes guerreras de las mujeres vikingas de Tiahuanacu.
Las skjöld-meyar del Altiplano se refugiaron, pues, en la selva, al este de los Andes, probablemente en contacto con algunos grupos de hombres que habían tomado el mismo camino, pero que, menos numerosos que ellas, se mantuvieron verosímilmente apartados para no quedarles sometidos. Por la fuerza de las cosas, esas mujeres adoptaron el modo de vida y las costumbres que hicieron de ellas, poco a poco, lo que eran en 1542. Llegadas a orillas del Amazonas, se enteraron de que las guarniciones vikingas de la región, privadas de su base, se habían dispersado y que sus soldados habían, como ellas, por necesidad, adoptado las costumbres de los indios, único medio de sobrevivir.
Probablemente hubieran podido ir a morar con ellos. Pero se habían acostumbrado a la independencia y, tal vez, a las prácticas lesbianas. El hecho es que prefirieron, no sin establecer con los blancos de la vecindad las relaciones —belicosas o amistosas— que ya sabemos, conquistarse un pequeño reino en la región, imponiendo su autoridad a las tribus indígenas. Fue esto, por lo menos, lo que hicieron las amazonas del Alto Nhamundá. Las demás, si las hubo, desaparecieron sin dejar historia.


Li anteriormente:
La geografía secreta de América (1978)

Ningún comentario:

Publicar un comentario