25 de outubro de 2020

Viaje a la Alcarria

 

Camilo José Cela
Viaje a la Alcarria (1948)

Não sendo um livro escrito na primeira pessoa, Camilo José Cela percorreu na realidade a região de Alcarria, nas proximidades de Guadalajara, de bloco na mão, em Junho de 1946, tirando apontamentos que deram origem a Viaje a la Alcarria. No prólogo, considera-o como o livro mais simples, mais imediato e directo da sua autoria, apesar das diferentes versões que foram publicadas antes de o fixar na sua forma final.
Acompanhando os passos de um madrileno não identificado, referido apenas como “o viajante”, Viaje a la Alcarria é um livro de esboços rápidos de lugares e personagens, de cenas fugazes que o protagonista vai vivendo ao longo de alguns dias, encontros e reencontros com outros viajantes que, por diferentes motivos, seguem um percurso similar.

El autobús va hasta los topes y al viajero le hacen un hueco en la última Ría de asientos, entre unos gitanos. En la Alcarria, el viajero se encontró gitanos por todas partes, gitanos que viven en paz y buena armonía con los payos, gitanos trabajadores y buenos artesanos —chumajarós que ponen bien la suela de los zapatos, petalarós que cantan martinetes en la fragua, cascaroberós que fabrican los más relucientes calderos, bajirinanós que construyen livianas y resistentes cestas—, gitanos sedentarios que se inscriben en el registro civil, van a las quintas y viajan en coche de línea, gitanos que lo único que no hacen es casarse fuera de su raza.
El viajero, al intentar acomodarse, pisa sin querer a una gitana jovencilla, muy guapa. La mujer da un grito.
—¡Mal puñetaso te pegue un inglés borracho, esaborío!
Cuando el autobús echa a andar, la gente se va acoplando. El acoplamiento es, a veces, doloroso.
—¡Que me aplasta usted a la criatura!
El hombre, haciendo equilibrios, responde sin mirar; aunque quisiera, no podría volver la cabeza.
—Échela usted en la baca, señora, y cállese.
—Tendremos que esperar a agosto, que por ahora lo llevo dentro.
No más salir del pueblo, unas criadas empiezan a alborotar: ya irán así todo el camino. Antes de llegar al Tajo, una señora gorda dice perdone, y les vomita por encima a un guardia civil, a su señora y a un niño de pecho que llevaba al brazo. El niño iba dormidito, pero, como es natural, se despierta y empieza a gritar; el niño grita como si lo estuvieran matando; la cosa, como dice muy bien un joven de corbata de lazo y flexible verde claro, no era para tanto.


Li anteriormente:
La Colmena (1951)
A Família de Pascoal Duarte (1
942)