24 de xaneiro de 2024

Cabalgar el Tigre


Julius Evola
Cabalgar el Tigre (1961)

Cavalgar o Tigre é uma análise aos vários vectores convergentes nas causas da dissolução social que assola o mundo moderno – ou seja, a civilização ou a sociedade burguesa. Na primeira parte debruça-se sobre o niilismo europeu que tomou forma com a morte de Deus, a percepção de Dostoievski, e como Nietzsche tentou resolver a questão, transferindo o princípio superior para o Homem que, decididamente, não está à altura da tarefa, deixando, na sua crítica, uma frase assassina: "Um verdadeiro niilismo não deixaria sequer a salvo a doutrina do super-homem".
Percorre depois o existencialismo, considerando-o como sinal dos tempos, forçado e snob na sua face mais popularizada, anarcoide, anticonformista e rebelde; a sua origem nas tertúlias universitárias, tipicamente pequeno-burguesas, desligadas na prática do que caracterizava a corrente teórica, dominado por sentimentos análogos aos previstos por Nietzsche, que assaltariam o homem libertado de Deus, e, sem ter a estatura necessária, seria esmagado por eles. O existencialismo nunca conseguiu ser a superação do sistema nietzschiano, e é descrito como um beco sem saída.
A parte final do livro volta-se para a ciência moderna, como produto previsível do enquadramento onde nasceu, da sua relação com o conhecimento, contendo ainda alguns capítulos sobre outros aspectos que marcam a sociedade, como as artes, a política, a economia, etc., vistos à luz da premissa inicial deste livro – o lugar do "homem diferenciado" não é onde se defende (o mundo burguês), mas onde se ataca.

La ciencia moderna entera no tiene el menor valor de conocimiento; se funda incluso en una renuncia formal al conocimiento en el sentido verdadero del término. La fuerza motriz y organizadora del conocimiento no procede del ideal del conocimiento sino exclusivamente de la exigencia practica, podría incluso decirse de la voluntad de poder aplicada a las cosas, a la naturaleza. Que se nos comprenda bien: no hablamos aquí de las aplicaciones técnicas e industriales aunque es evidente que la ciencia les debe principalmente su prestigio entre las masas, ya que en ellas se ve una prueba perentoria de su validez. Se trata, por el contrario, de la naturaleza misma de los procedimientos científicos en la fase que precede a las aplicaciones técnicas, la fase llamada de "investigación pura". En efecto, la noción misma de "verdad" en el sentido tradicional es ajena a la ciencia moderna; esta se interesa únicamente en hipótesis y fórmulas que permitan prever con la mayor exactitud posible el curso de los fenómenos y llevarlos a una cierta unidad. Y como no es cuestión de "verdad", como tampoco se trata de ver, sino de "tocar"; la noción de certidumbre en la ciencia moderna se reduce a la de la "mayor probabilidad", que todas las certidumbres científicas tengan un carácter exclusivamente "estadístico", los hombres de ciencia lo reconocen abiertamente, y en la física más reciente de las partículas, más categóricamente que nunca, el sistema de la ciencia no es más que una pequeña red que se cierra más y más en torno a un quid que, en sí mismo, permanece incomprensible con el único fin de poder domesticarlo en vista a fines prácticos. 

Estos fines prácticos —repitámoslo— no conciernen más que en un segundo tiempo a las aplicaciones técnicas: sirven de criterio en el dominio mismo que debería ser el de conocimiento puro, en este sentido, incluso aquí, la tendencia fundamental es a esquematizar, ordenar la materia de los fenómenos de la forma más simple y manejable. Como se ha explicado muy justamente, un método se forma a partir de la fórmula simplex sigillum veri ["Lo simple es el sello de la verdad"], que confunde la verdad (o el conocimiento) con lo que no satisface más que a una necesidad práctica, exclusivamente humana, del intelecto. En último análisis, el impulso del conocer se transforma en un impulso para dominar, y es un sabio, Bertrand Russell, quien ha reconocido que la ciencia, de medio para conocer el mundo, se ha transformado en un simple medio para cambiar el mundo. […] 

La "objetividad" científica consiste únicamente en estar dispuesto en todo momento a abandonar las teorías e hipótesis en vigor, en cuanto se presentan otras susceptibles de controlar mejor la realidad y de hacer entrar en el sistema de lo que se había vuelto ya previsible y utilizable fenómenos que no habían sido aún estudiados o que parecían irreductibles: y esto en ausencia de todo principio válido de una vez por todas, por sí mismo, en virtud de su naturaleza intrínseca. Igualmente, quien puede utilizar un fusil moderno de largo alcance abandona pronto el fusil de pedernal.

Li anteriormente:
El Misterio del Grial (1937)
Imperialismo Pagano (1928)
Revolta Contra o Mundo Moderno (1934)

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