5 de febreiro de 2024

Infiltración Mundial


Salvador Borrego
Infiltración Mundial (1968)  

Infiltração Mundial tem muitos pontos de contacto com Derrota Mundial, refazendo a mesma cronologia histórica, desta vez mais focado na infiltração marxista no coração do III Reich que, em última análise, o conduziu à derrota. Sabe-se que a doutrina de Marx não se destinava, originalmente, à Rússia (então um país quase medieval), mas aos países onde o capitalismo se encontrava mais desenvolvido, nomeadamente a Alemanha. A Revolução de Outubro foi uma oportunidade inesperada, consequência da 1GM, e o regime leninista passou a ser defendido com unhas e dentes, por políticos e banqueiros internacionais, com o fito de estender logo que possível a Revolução Mundial à Alemanha; a união do colosso industrial com o colosso de matérias-primas seria imparável. Durante a República de Weimar os dois países assinaram, em 1922, o Tratado de Rapallo, que teve como consequência a transferência massiva do avançado conhecimento técnico e industrial alemão para a URSS, permitindo aos soviéticos uma industrialização vertiginosa, sem que a Alemanha tenha tido contrapartidas visíveis. Com a chegada de Adolf Hitler ao poder o panorama mudou; no entanto, os dissimulados bolchevistas alemães conseguiram permanecer infiltrados no aparelho estatal, a todos os níveis, sem desistir do projecto revolucionário inicial. No desenrolar da 2GM essa teia de cumplicidades sabotou todo o esforço de guerra com o único fito de salvar o marxismo estalinista, procurando a derrota da Alemanha e a submissão a Moscovo. A infiltração estava colocada em postos cruciais: altas chefias do Estado Maior alemão, no Alto Comando, na Gestapo (surpreendentemente ingénua, apesar da imagem diabólica que dela se criou), até na própria SS. O Almirante Canaris, director do serviço de contra-espionagem e um dos traidores mais notórios, passou informação primordial ao inimigo durante cinco anos de guerra, ao mesmo tempo que ludibriava com informação falsa o lado alemão. Na verdade, o inimigo tinha todas as informações e todos os pormenores das movimentações militares seis a doze horas depois das decisões tomadas em Berlim, através de um contacto rádio via Suíça, o que lhe permitia anular o efeito surpresa e tomar as contra-medidas adequadas. Grande parte desta conspiração foi desmantelada após o atentado de 20 de Julho de 1944, demasiado tarde porém para mudar o curso da guerra. 

A infiltração estava também espalhada por todo o Ocidente, como se comprovou no pós-guerra, votada ao triunfo do marxismo (enquanto ele foi instrumento útil dos poderes nas sombras) e permite perceber, por exemplo, as razões profundas que levaram à designada "caça às bruxas" do senador McCarthy, que nada teve a ver com uma perseguição paranóica e injustificada, tal como tem sido apresentada ao grande público.

El Movimiento de Infiltración no tenía muchos miembros, pero se hallaban colocados en sitios importantísimos. Su meta esencial era salvar al marxismo. Primero quisieron enganchar a Alemania con la URSS, como había empezado a hacerlo el Tratado de Rapallo, y cuando vieron que esto no era posible empezaron a enviar secretos a Moscú para que derrotara a las tropas alemanas.
Dicho movimiento permaneció siempre con este claro propósito. Sus miembros no cambiaron jamás de actitud, ni en los años en que Alemania iba de triunfo en triunfo, ni cuando la victoria estaba cerca, ni cuando era factible lograr una paz ventajosa. Ellos luchaban por el marxismo, según lo reiteró después de la guerra Rudolf Roessler, el intermediario entre la Infiltración radicada en Alemania y el Alto Mando soviético.
Es importante distinguir que además de la Infiltración había un pequeño grupo cambiante de descontentos que no simpatizaban con Hitler, o que creían en otra línea política menos audaz, o que ante las grandes dificultades perdían la moral. Estos hombres no eran propiamente infiltrados, aunque el movimiento de infiltración los cultivó y los utilizó ocasionalmente para sus fines.
Estos últimos buscaban categóricamente la derrota de Alemania como un medio para erigir un nuevo Régimen que fuera adicto a Moscú. Eso mismo había ocurrido en Rusia en 1916-1917, cuando los comunistas encabezados por Lenin, Trotzki, Stalin, Kamenev, Zinoviev, querían la derrota de Rusia en la primero guerra mundial para que sobreviniera el caos y pudiera luego surgir un régimen marxista.
Por eso la Infiltración que operaba en Alemania maniobró para que Hitler no lograra la paz con occidente; saboteó el esfuerzo bélico; transmitió secretos a fin de hacer fracasar la lucha en diversos frentes occidentales y, finalmente, desde que se inició la invasión de la URSS, desplegó un esfuerzo supremo para ayudar de mil modos al Ejército Rojo.
Los generales Hammerstein, ex jefe del ejército y Ludwig Beck, ex jefe del Estado Mayor General, nunca aportaron una idea ni movieron un dedo a favor de la lucha que su país realizaba, pero sí estuvieron siempre conspirando para provocar un cataclismo interno. Canaris, Schacht, Hassell, Oster y otros más quizá cientos eran de la misma condición. 

[...] 

Heydrich desconfiaba, y más por intuición que por huellas concretas, pensaba que había una filtración en el Alto mando Alemán. Concretamente recelaba del almirante Canaris.
A principios de 1942 la Gestapo capturó a un tal Dr. Strassman, sospechoso, y se averiguó que tenía conexiones con dos empleados del general Oster, o sea el segundo de Canaris. Heydrich quiso continuar las investigaciones con sumo tacto, sin tocar por de pronto a Oster para no alertar a los posibles culpables y evitar que se "sumergieran".
También con sumo cuidado Heydrich estaba haciendo espiar a Canaris. ¿Desconfiar del almirante, que había realizado una carrera intachable y que había sido uno de los primeros partidarios de Hitler cuando este llegó al poder?... Parecía insensato, pero algo le decía a Heydrich que Canaris era falso, que realizaba un doble juego.
Canaris también hacia espiar a Heydrich. Por el general Nebe —infiltrado en la Gestapo— Canaris sabía que Heydrich recelaba de él.
En ese punto las huellas desaparecen (porque muchísimos de los pasos de los pasos de los conjurados no dejaron huellas), pero alguien pensó en un audaz golpe para matar a Heydrich, precisamente en esos días. ¿Fue Canaris? ¿Hizo saber a sus cómplices en el extranjero que estaba en gravísimo peligro y que él no podía liquidar a Heydrich porque enseñaría las manos?
Eso se ignora. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que el israelita J.E. Sireni, partidario de la URSS y radicado en Londres, aconsejó al "Inteligence Service" británico que arrojara un comando de paracaidistas judíos detrás de las líneas alemanas para matar a Heydrich. En efecto, a mediados de mayo un avión de la RAF arrojó en Checoslovaquia a Jan Kubis, Joseph Gabeik y otros varios.
Estos sabían que Heydrich se alojaba en una casa de campo cerca de Praga y que usaba un Mercedes descapotable para ir a su oficina de la capital checa. No llevaba escolta, iba uniformado y únicamente lo acompañaba su chofer. Lo acecharon en el camino y le arrojaron una bomba de manufactura inglesa.
Mortalmente herido, Heydrich sacó su pistola e hizo fuego, pero enseguida se desplomó moribundo y cinco días después falleció. [...] El asesinato de Heydrich fue, por dos años más, la salvación de los inminentes infiltrados.


Li anteriormente:
Derrota Mundial (1953)

Ningún comentario:

Publicar un comentario