9 de xuño de 2016

El Informe de Brodie

Jorge Luis Borges
El Informe de Brodie (1970)

El Informe de Brodie (conhecido em português sob o título O Relatório de Brodie) reúne onze curtos contos, em que o último dá o nome ao livro. Sem os enigmas e os labirintos que caracterizavam as suas recolhas anteriores, o próprio Borges escreve no prefácio que estes contos são «directos», sem se atrever a afirmar que são «simples» (pois não existirá, na sua opinião, uma única palavra no universo que o seja). Toma como modelo Rudyard Kipling e os seus contos de Plain Tales from the Hills, entre os quais considera existir «não poucas [...] lacónicas obras-primas». Caracterizados por um enquadramento de violência mais ou menos explícita, o trecho que escolhi pertence a «Historia de Rosendo Juárez», uma espécie de continuação de «Hombre de la Esquina Rosada» da Historia Universal de la Infamia.

En el almacén, una noche me empezó a buscar un mozo Garmendia. Yo me hice el sordo, pero el otro, que estaba tomado, insistió. Salimos; ya desde la vereda, medio abrió la puerta del almacén y dijo a la gente:
—Pierdan cuidado, que ya vuelvo enseguida.
Yo me había agenciado un cuchillo; tomamos para el lado del Arroyo, despacio, vigilándonos. Me llevaba unos años; había visteado muchas veces conmigo y yo sentí que iba a achurarme. Yo iba por la derecha del callejón y él iba por la izquierda. Tropezó contra unos cascotes. Fue tropezar Garmendia y fue venírmele yo encima, casi sin haberlo pensado. Le abrí la cara de un puntazo, nos trabamos, hubo un momento en el que pudo pasar cualquier cosa y al final le di una puñalada, que fue la última. Sólo después sentí que él también me había herido, unas raspaduras. Esa noche aprendí que no es difícil matar a un hombre o que lo maten a uno. El arroyo estaba muy bajo; para ir ganando tiempo, al finado medio lo disimulé atrás de un horno de ladrillos. De puro atolondrado le refalé el anillo que él sabía llevar con un zarzo. Me lo puse, me acomodé el chambergo y volví al almacén. Entré sin apuro y les dije:
—Parece que el que ha vuelto soy yo.
Pedí una caña y es verdad que la precisaba. Fue entonces que alguien me avisó de la mancha de sangre.

Li anteriormente:
Ficciones (1944/1956)
El Aleph (1949/1952)
Historia Universal de la Infamia (1935/1974)

Ningún comentario:

Publicar un comentario