16 de agosto de 2018

Comunistas, Judíos y Demás Ralea

Pío Baroja
Comunistas, Judíos y Demás Ralea (1938)

Pío Baroja publicou a sua primeira obra, Vidas Sombrías, em 1900 – uma colecção de contos que foi o ponto de partida para uma notável carreira literária. Enquadrado na generación del 98, nunca reconheceu essa classificação e contra ela lutou toda a vida. Um eterno inconformado, escreveu também inúmeros textos sobre os seus ódios de estimação: o cristianismo (sobretudo a Igreja Católica e os jesuítas), o comunismo, o judaísmo e a democracia. Comunistas, Judíos y Demás Ralea é muitas vezes apontado como um livro compilado pelo prefaciador, Giménez Caballero, pelo editor, Ruiz Castillo, e um sobrinho do autor, também escritor, Julio Caro Baroja, a partir de diversos escritos de Pío Baroja publicados em diferentes artigos jornalísticos e livros anteriores à guerra – como Aurora Roja ou Rapsodias, com vários excertos aqui incluídos. O livro nunca foi, contudo, repudiado pelo escritor, bem pelo contrário, embora tenha revelado que o título fora uma escolha do editor. No entanto, o “prefácio” já se publicara em 1933 como ensaio por Giménez Caballero e terá sido utilizado neste livro sem o seu conhecimento. A verdade é que as quatro pessoas ligadas ao livro nunca deram uma versão única e isenta de contradições acerca da génese desta obra, nem da responsabilidade pela escolha dos textos. Publicado em Valladolid durante a guerra civil espanhola, Comunistas, Judíos y Demás Ralea teve uma segunda edição, na mesma cidade, no ano seguinte, e só voltou ao prelo em 1993, através da barcelonesa Librería Europa, recentemente encerrada pelos tribunais, às ordens dos autoproclamados democratas, eternos paladinos da (sua) liberdade de expressão.
O título provocador desta obra faria prever um livro virulento e doutrinário, mas é um engano. Estes textos têm frequentemente um tom coloquial e divertido, onde Pío Baroja, na primeira pessoa, com uma frescura e um humor inteligente, se entretém no “tiro aos patos” – o que não é de estranhar, se recordarmos que grande parte deste textos se destinaram a jornais, para ser lidos pelo grande público. É um belíssimo instantâneo da sua época, e é espantoso quanto do seu conteúdo, passados 80 anos, continua actual e pertinente. Porque, bem vistas as coisas, os patos são legião e continuam a grasnar.

Respecto a la influencia oriental histórica en Europa, el arqueólogo belga, Franz Cumont, publicó hace unos años un libro pequeño, claro y documentado que se titula Las religiones orientales en el paganismo romano. En este libro se estudia la acción de los pueblos de Oriente, Egipto, Asiria, Asia Menor y hasta Persia en la Roma antigua.
La influencia de los pueblos asiáticos y semíticos en la ciudad latina, es perjudicial. Los orientales introducen en la urbe de tipo europeo e itálico la neurosis, el malestar y el descontento. No es sólo el efecto, siempre perturbador, de los extranjeros y de metecos con sus hábitos diferentes en una sociedad reglamentada; es un efecto más activo. Se produce en Roma, con las ideas asiáticas, una floración de astrólogos, de magos, de compiladores, de retóricos y de sofistas; aparecen cultos misteriosos; viene el rebajamiento del nivel intelectual, la decadencia de las costumbres; se apaga el espíritu de la ciudad del Lacio durante largo tiempo y cierta parte de los romanos se dan a las prácticas del espiritismo y de la magia. Se leen las "Enneades", de Plotino, los libros de Porfirio, de Ammonio Sacas y de Jamblico. Los cultos orientales que florecen en la antigua Roma, de procedencia asiática y africana, no son patrimonio del pueblo, sino de la aristocracia, de personajes de la Corte y de altos empleados. Es de gente que, en nuestro tiempo, se hubiera dicho que era modernista y snob. Los romanos del tiempo leen a Luciano y algunos otros de los autores contemporáneos, falsos griegos, que tienen un espíritu acre que no es helénico.
Este efecto perturbador es caso constante. Cuando interviene el elemento semítico en los pueblos europeos, en seguida llega el trastorno, la descomposición. Así ha venido en nuestros días por el comunismo, en gran parte semítico.
A pesar de esta lejana experiencia tan categórica, hay autores modernos que consideran que la filosofía de Oriente puede ser la salvación de la Europa actual. Existen escritores que suponen que en los pueblos orientales hay como un secreto guardado, una filosofía que podría renovar el espíritu de la vieja Europa. En nuestros días, más que en Egipto, en Siria o en el Asia Menor, se piensa en la India. Desde Schopenhauer esta tendencia indianista ha ido aumentando. Existió entre los Bournouf y Max Muller y ha existido siempre en todos los que tienen cierta vocación de magos y que se inclinan más o menos claramente al ocultismo, desde Cagliostro hasta Rodolfo Steiner, Schure, René Guenon, Keyserling, etc.
En artículos y en libros se afirman, como si fuera de una clara evidencia, la superioridad del Oriente sobre el Occidente. En estos últimos treinta años ha habido dos casos de dos personajes elogiados exageradamente por los europeos; el de Rabindranath Tagore y el de Gandhi. Yo supongo que en eso hay una gran parte de novelería y snobismo. La literatura de Tagore, tiene el aire de algo artificioso y trabajado en frío. Respecto al elogio de la obra política de Gandhi parece también deliberadamente exagerado. He leído el libro biográfico de Romain Rolland y no he visto en él más que frases y retórica.

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